Un cuerpo gordo es mucho más que eso; su significado es mayor y va mucho mas allá de la grasa que lo recubre. Es por ello, que tratar al obeso persiguiendo únicamente su desgrase exterior, sin profundizar y descubrir en su vida, sentimientos y emociones que determinan su conducta alimentaria y una particular relación y actitud hacia la comida, es una cura de adelgazamiento como tantas, cuyo resultado es volver a engordar. En cambio, si se aborda el tratamiento de la obesidad como lo que es: una afección psico-somática en que la gordura es un síntoma, lo visible de un iceberg al que se debe trabajar su base, para que se derrita, nos encontramos ante un tratamiento que llevará no solo a bajar de peso, sino al mantenimiento en ese nuevo estado.
Es por eso, que derrumbar el hielo del iceberg desde afuera, al igual que la grasa de un cuerpo gordo, no comprometiéndose con uno mismo para trabajar los porque y para que de la gordura, es un plan sin beneficios para el paciente, que se sentirá frustrado una vez más.